Smart Cities: 5 ejemplos internacionales

La humanidad está afrontando los desafíos que plantea el futuro de manera transversal. En este sentido, el foco se ha puesto sobre el papel que tienen ciudadanos, instituciones públicas y empresas. Una forma de integrar las tres esferas es, precisamente, mediante las smart cities. La pilona flexible es una de las herramientas con mayor potencial, pero hay otras que conviene analizar.

Tabla de contenidos

    1. Dubái, inteligencia y sostenibilidad como claves para la felicidad

    Situada en una de las regiones con mayores recursos económicos del planeta, Dubái apuesta por invertir en su conversión en ciudad inteligente. En este sentido, han señalado dos valores como estratégicos, que se corresponden con la felicidad y la sostenibilidad. Estos, unidos mediante la mejora de la experiencia (tanto de ciudadanos como de turistas), la posicionan como un auténtico ejemplo.

    En este caso, servirá incluso para afianzar la idea de que la tecnología es clave para afrontar desafíos que parecen insalvables. La dependencia del petróleo y el gas es el mayor reto que, en un corto-medio plazo, puede presentarse en su camino. Como solución, han apostado por convertirse en un hub de empresas tecnológicas e innovadoras.

    La sostenibilidad se hace patente en su objetivo de alcanzar un 75 % de energías renovables en su consumo para 2050. Con este objetivo, están avanzando en la creación de áreas de aparcamiento inteligentes y la electrificación de su parque móvil. Por su parte, los parques fotovoltaicos están integrados en una red interconectada que abarca toda la ciudad.

    Otro de sus valores, la felicidad, se refleja a lo largo y ancho de sus calles. Estas han sido dotadas de «medidores de felicidad», unos dispositivos de valoración ciudadana y turística. Mediante la analítica de datos y el big data, se conoce la opinión acerca de sus avances en estas líneas.

    2. Singapur, tecnología de la información aplicada a los ciudadanos

    Singapur fue nombrada en 2018 como la ciudad más inteligente del mundo según Smart City Expo World. Desde la década de los 90, la ciudad ha estado consolidando su modelo tecnológico. Este posee una vertiente principal dominada por el análisis masivo de datos, recabados mediante cámaras de vigilancia y sensores.

    Recientemente, un proyecto relativamente pionero saltó a la palestra. Se trata de generar un modelo en 3D que abarque toda la ciudad para que sirva como guía. Con el nombre de Singapur Virtual Platform, pretende integrar todos los edificios, calles y zonas naturales. Este será accesible, de manera igualitaria, para ciudadanos y entidades públicas.

    El principal campo de aplicación de esta propuesta tecnológica es la vía urbana. En este sentido, miles de cámaras y dispositivos de medición controlan el tráfico. Estos datos son unificados y transmitidos en tiempo real con el objetivo de optimizar la movilidad. Incluso los taxis y otros vehículos de transporte público deben contar con GPS.

    3. Copenhague, ejemplo de coordinación urbana en tiempo real

    La capital danesa demuestra cómo es posible materializar la coordinación de la ciudad. Sus más de 600 000 habitantes conviven, casi sin percatarse, en una amplia zona digitalizada y monitorizada. Para ello, se basan en dos claves fundamentales que, de manera conjunta, buscan mejorar la calidad de vida:

    · La utilización compartida de bienes y servicios públicos como base de la sostenibilidad.

    · La comunicación entre asociaciones civiles, instituciones públicas y ciudadanos de todos los distritos.

    Precisamente, entidades como Copenhague Solutions Lab pretenden avanzar en la digitalización del país. Uno de los últimos puntos que están reforzando es la integración de la tecnología blockchain. Esta permitiría, en un primer lugar, generar una red inteligente de alumbrado urbano y administrar en tiempo real los residuos.

    Después de los sucesivos atentados terroristas de los años 2015-2018, la ciudad invirtió en priorizar el bolardo de seguridad o bolardo flexible. La clave estaba en su potencial disuasorio, así como en la mayor percepción de tranquilidad. Hoy en día, forman parte de una red interconectada que permite movilizarlos de forma remota.

    4. Nueva York, los sensores como clave para la conectividad

    La ciudad de Nueva York, con más de ocho millones de habitantes, demuestra cómo combatir el impacto negativo de la superpoblación. Las mayores emisiones de dióxido de carbono y una demanda descontrolada pueden tener su solución en la tecnología. Con este fin, han avanzado en tres aristas clave:

    · La gestión en tiempo real de las necesidades de la población (por ejemplo, la demanda energética).

    · El control remoto y análisis de las averías en las redes eléctricas y de saneamiento.

    · La optimización de las luces mediante la sustitución por tecnología LED vinculada mediante IoT.

    La protección ciudadana y la lucha contra la siniestralidad en las carreteras son dos desafíos identificados por la ciudad. Los bolardos de poliuretano reflectantes constituyen un complemento fundamental. Se utilizan, especialmente, en los cruces de tráfico o en zonas especialmente delicadas.

    5. Barcelona, pionera en el concepto de smart cities

    La Ciudad Condal posee una de las mayores concentraciones de pilonas y bolardos de toda España. Sin duda, estos sirven para demostrar cómo la seguridad es un concepto que va de la mano con la inteligencia de la ciudad. La importancia reside en la necesidad de fomentar la cohesión social, como refleja IESE Cities in Motion.

    Desde el año 2017, Barcelona apostó por la creación de amplias zonas peatonales. Estas funcionan como elemento dinamizador del bienestar ciudadano. Como herramienta, han instalado sensores medidores de ruido y contenedores inteligentes. Se consigue, de esta forma, evitar la proliferación de olores desagradables y minimizar la contaminación acústica.

    La pandemia supuso un punto de inflexión en su modelo turístico. En la actualidad, la ciudad se está tratando de posicionar como un espacio de nómadas digitales y teletrabajadores. El coworking y la extensión del 5G pretenden ser dos herramientas fundamentales para atraer empleados de multinacionales.

    En definitiva, la pilona flexible es una de las soluciones que las ciudades inteligentes están incluyendo. Más allá de esta, la conectividad, el internet de las cosas y los sensores pretenden ser la base del futuro. En un medio plazo, podremos ver cómo la seguridad y la sostenibilidad experimentan un fuerte impulso. Desde FCI Urban siempre apoyaremos las iniciativas públicas y privadas que sigan la estela de los ejemplos que hemos tratado.

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